Éste es un palco imaginario de un teatro de ópera inventado; pero no por ello (aunque pueda parecer un contrasentido), ni uno ni otro son menos reales. Desde esta ventana a la fantasía, os invito a viajar por el rico, apasionado y apasionante universo de la ópera.. ¿me acompañáis?

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ANECDOTARIO OPERÍSTICO (II): TURANDOT y FAUSTO

El gran Giacomo Lauri-Volpi
En enero de 1972, el empresario Joan-Antoni Pàmias celebraba sus 25 años de dedicación al Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Con tal motivo, organizó allí un espléndido recital, que contó con figuras que acudieron expresamente para el acontecimiento. Entre la extensísima lista de participantes (el recital acabó sobre las tres de la madrugada), figuraba el nombre del veterano Giacomo Lauri-Volpi, que por entonces tenía ya ochenta años de edad. A algunos quizá les pareciera cosa de broma, pero lo cierto es que, poco antes de la una de la madrugada, apareció en escena el mítico tenor, y cantó "Nessun dorma" (aria que Puccini había escrito pensando en su voz) de un modo tan rotundo, tan poderoso, con un agudo tan limpio y potente en el "...vincero!" final que el teatro entero se puso en pie y, arrebatado, le cubrió con una salva de aplausos. El propio tenor, embargado por la emoción, se tambaleó ligeramente al terminar el aria. ¡Quién hubiera podido estar allí para verlo! Al menos, nos queda la grabación que, afortunadamente, se hizo de aquella escena:


De cómo Fausto salió de las tinieblas
"Fausto" de Gounod se estrenó en el Théâtre Lyrique de Paris el 19 de marzo de 1859. Pocos días antes del estreno, no se habían vendido más que unas pocas sillas para un total de cuatro representaciones. A la vista de tan desolador panorama, el empresario decidió recurrir a una ingeniosa argucia: regaló las entradas restantes para las tres primeras representaciones a gente que vivía fuera de la ciudad, y luego publicó un anuncio en la prensa local en el que se decía que las entradas para las tres primeras representaciones estaban agotadas. Y como la curiosidad es algo innato al ser humano, el público, preguntándose a qué se debía tamaño revuelo, agotó las entradas para la cuarta representación, al final de la cual los espectadores enloquecieron, convencidos de que habían asistido a un espectáculo que marcaría historia. Gounod fue llamado a saludar varias veces, y la obra se mantuvo en cartel muchas noches consecutivas, por lo que toda la ciudad quería ir a verla. Escuchemos de nuevo al maravilloso Giacomo Lauri-Volpi, interpretando, de este "Fausto", "Salut! demeure chaste et pure...!.":

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