De los apuros económicos de Verdi:
A pesar de la fama extraordinaria que acabó alcanzando
el compositor de Busseto, llegó a pasar apuros económicos. En una de estas
malas rachas, escribió a un amigo rogándole que le prestara mil liras. Pero
resultó que el amigo, no sólo no pudo prestárselas, sino que le contestó lo
siguiente:
"Tu petición me ha llegado en un momento de
extrema necesidad. Tan es así que, para afrontar algunos compromisos
ineludibles, he vendido, con la pena que podrás imaginar, tu propia nota en
calidad de autógrafo. Me han dado por ella 500 liras. ¡Me has salvado! Tienes
todo mi reconocimiento".
En una nueva nota, Verdi respondió a su amigo: "Todo
eso está muy bien, pero te ruego quieras al menos facilitarme la dirección de
la persona que te ha comprado mi autógrafo. Quizá pueda venderle algún
otro". Ironías de la vida...
A modo de ilustración, veamos y escuchemos el "Va pensiero" de "Nabucco":
Caruso, gran cantante y excelente ser humano:
Vivía Caruso en los EEUU, en una época en la que la
mayor parte de Europa estaba en guerra. Un buen día, recibió la visita de cinco
compatriotas. "Señor Caruso" le dijeron "marchamos
a Italia, a combatir. Somos pobres y jamás hemos podido poner el pie en el
teatro en el que usted actúa".
"¿Y qué es lo que desean ustedes?" les
contestó amablemente el célebre tenor.
"Vamos, como hemos dicho a la guerra.
Quizá muramos en ella, pero antes, quisiéramos escuchar al gran Caruso. Hemos
reunido doscientos dólares; son muy pocos, pero es todo lo que poseemos y
desearíamos que, por esa suma, usted cantase una canción, una sola canción para
nosotros".
A Caruso se le humedecieron los ojos, como no podía
ser de otra manera. Luchando contra el nudo que le oprimía la garganta, al fin
pudo decirles: "¿Una canción? ¡todas las que ustedes quieran! Y
esos doscientos dólares, llévenselos a sus madres". Y Caruso
cantó toda una noche para aquellos cinco compatriotas que, tal vez, no
regresarían vivos del combate. A continuación, la voz de Caruso encarnando al duque de Mantua, en "Rigoletto":
Sobre ese prodigio de la naturaleza que fue Wolfgang Amadeus Mozart:
Se ha llegado a
calcular la rapidez con la que Mozart escribía su música. Si un copista
transcribiera toda su obra, tardaría unos veinticinco años, trabajando diez
horas diarias. Por mucho que este cálculo sea fruto de la exageración, se
deduce sin lugar a dudas que Mozart fue el músico más precoz y rápido de todos
los tiempos.
Sobre la
capacidad memorística de Mozart para la música se cuenta que un día, cuando le
faltaba poco para morir, el empresario teatral Schikaneder le sorprendió
escribiendo el "Requiem", en lugar de "La
flauta mágica", que estaba encargada antes, y tenía la fecha de
estreno ya comprometida. Schikaneder se desesperó e increpó a
Mozart: "¿Dónde está mi música?" Mozart señaló su
propia cabeza y dijo: "Aquí es donde la tengo, todo lo demás son
sólo garabatos y más garabatos en la partitura".
Siendo Mozart
un adolescente, se le acercó un muchacho de su edad y le preguntó cómo se
componía una sinfonía. Mozart le contestó que aún debía dejar pasar muchos años
de aprendizaje antes de intentarlo. El joven, irritado con la respuesta, le
objetó: "Pero tú ya componías a los diez años". Mozart,
imperturbable, contestó: "Sí, pero no tenía que preguntar cómo
hacerlo".
Con ocasión del
estreno de "Las bodas de Fígaro", el Archiduque Fernando
le dijo a Mozart: "No sé si le gustará a la gente, mi querido Mozart, es
demasiado ruidoso, tiene demasiadas notas". Mozart no pudo evitar corregir
a tan importante personaje: "No, mi señor, tiene sólo las necesarias".
Escuchemos y contemplemos a Cecilia Bartoli interpretando, de "Las bodas de fígaro", el aria "Voi que sapete":
Las pequeñas historias que hacen Historia... Gracias Pauline
ResponderEliminarGracias a ti, querido amigo. Un beso
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