Éste es un palco imaginario de un teatro de ópera inventado; pero no por ello (aunque pueda parecer un contrasentido), ni uno ni otro son menos reales. Desde esta ventana a la fantasía, os invito a viajar por el rico, apasionado y apasionante universo de la ópera.. ¿me acompañáis?

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ANECDOTARIO OPERÍSTICO (III): VERDI, CARUSO Y MOZART

De los apuros económicos de Verdi:
 
A pesar de la fama extraordinaria que acabó alcanzando el compositor de Busseto, llegó a pasar apuros económicos. En una de estas malas rachas, escribió a un amigo rogándole que le prestara mil liras. Pero resultó que el amigo, no sólo no pudo prestárselas, sino que le contestó lo siguiente: "Tu petición me ha llegado en un momento de extrema necesidad. Tan es así que, para afrontar algunos compromisos ineludibles, he vendido, con la pena que podrás imaginar, tu propia nota en calidad de autógrafo. Me han dado por ella 500 liras. ¡Me has salvado! Tienes todo mi reconocimiento". En una nueva nota, Verdi respondió a su amigo: "Todo eso está muy bien, pero te ruego quieras al menos facilitarme la dirección de la persona que te ha comprado mi autógrafo. Quizá pueda venderle algún otro". Ironías de la vida... A modo de ilustración, veamos y escuchemos el "Va pensiero" de "Nabucco":
 
 
 
Caruso, gran cantante y excelente ser humano:
 
Vivía Caruso en los EEUU, en una época en la que la mayor parte de Europa estaba en guerra. Un buen día, recibió la visita de cinco compatriotas. "Señor Caruso" le dijeron "marchamos a Italia, a combatir. Somos pobres y jamás hemos podido poner el pie en el teatro en el que usted actúa". "¿Y qué es lo que desean ustedes?" les contestó amablemente el célebre tenor. "Vamos, como hemos dicho a la guerra. Quizá muramos en ella, pero antes, quisiéramos escuchar al gran Caruso. Hemos reunido doscientos dólares; son muy pocos, pero es todo lo que poseemos y desearíamos que, por esa suma, usted cantase una canción, una sola canción para nosotros".
 
A Caruso se le humedecieron los ojos, como no podía ser de otra manera. Luchando contra el nudo que le oprimía la garganta, al fin pudo decirles: "¿Una canción? ¡todas las que ustedes quieran! Y esos doscientos dólares, llévenselos a sus madres". Y Caruso cantó toda una noche para aquellos cinco compatriotas que, tal vez, no regresarían vivos del combate. A continuación, la voz de Caruso encarnando al duque de Mantua, en "Rigoletto":
 
 
 
Sobre ese prodigio de la naturaleza que fue Wolfgang Amadeus Mozart:
 
Se ha llegado a calcular la rapidez con la que Mozart escribía su música. Si un copista transcribiera toda su obra, tardaría unos veinticinco años, trabajando diez horas diarias. Por mucho que este cálculo sea fruto de la exageración, se deduce sin lugar a dudas que Mozart fue el músico más precoz y rápido de todos los tiempos.
 
Sobre la capacidad memorística de Mozart para la música se cuenta que un día, cuando le faltaba poco para morir, el empresario teatral Schikaneder le sorprendió escribiendo el "Requiem", en lugar de "La flauta mágica", que estaba encargada antes, y tenía la fecha de estreno ya comprometida.  Schikaneder  se desesperó e increpó a Mozart: "¿Dónde está mi música?" Mozart señaló su propia cabeza y dijo: "Aquí es donde la tengo, todo lo demás son sólo garabatos y más garabatos en la partitura".
Siendo Mozart un adolescente, se le acercó un muchacho de su edad y le preguntó cómo se componía una sinfonía. Mozart le contestó que aún debía dejar pasar muchos años de aprendizaje antes de intentarlo. El joven, irritado con la respuesta, le objetó: "Pero tú ya componías a los diez años". Mozart, imperturbable, contestó: "Sí, pero no tenía que preguntar cómo hacerlo" Con ocasión del estreno de "Las bodas de Fígaro", el Archiduque Fernando le dijo a Mozart: "No sé si le gustará a la gente, mi querido Mozart, es demasiado ruidoso, tiene demasiadas notas". Mozart no pudo evitar corregir a tan importante personaje: "No, mi señor, tiene sólo las necesarias". Escuchemos y contemplemos a Cecilia Bartoli interpretando, de "Las bodas de fígaro", el aria "Voi que sapete":

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